Agamben plantea, en el intento de proseguir la arquología foucaldiana, una reivindicación de la oscuridad como principio del acontecer teórico. Aquello que nos mueve proviene de las sombras que nos desafían. La respuesta a ese desafío nos lleva al presente, que se convierte en contemporaneidad cuando la movilización desde lo inescrutable se asoma a la memoria y le pregunta por sus antecedentes. Entonces es posible que el presente hable por el pasado, que lo llene de su propio tiempo, diagrama de urgencias.
En mayo del 68' el semanario Marcha seguía en una cronología del día a día el movimiento que conmovió a París, en un momento en que no se entendía mucho adonde llevaba toda aquella oscuridad del rechazo. Hoy podemos traer textos incluso de protagonistas de una movilización tan desesperada y decidida como aquella, además de leerlos como algo que nos compete descifrar. Los estudiantes de la “nuit debout” también son nuestros estudiantes. Los estudiantes que se levantaron entre nosotros contra la dictadura, o más recientemente, contra la impunidad o contra la criminalización de la juventud y la protesta, también son los estudiantes de la nuit debout, los indignados de Madrid y los que hoy enfrentan una represión criminal en México.
Quizás porque “la historia avanza por su lado malo” (Marx), no depende del día y proviene ante todo, como lo sostiene Agamben sobre la contemporaneidad, del acicate de una interrogación andando. Según Hegel “El pájaro de Minerva levanta su vuelo cuando cae la noche”, razón de más para pernoctar en cierta esperanza, que confía más en la lucidez que en la claridad.